Apuntes Históricos

Apuntes Históricos
Sacramenia es un nombre de clara raíz latina, que combina el adjetivo sacer­ sacra­sacrum (sagrado, consagrado o dedicado) y el sustantivo moenium­moenia (murallas o fortificaciones), que según diferentes eruditos aludiría a una antigua fortaleza en el cerro de San Miguel. La existencia de este "muro sagrado", auque intuido, era completamente desconocido hasta que las excavaciones realizadas en el año 2007 en el entorno de San Miguel lo pusieron al descubierto: una potente muralla apareció en el lado norte del cerro, junto al muro de la ermita, confirmando una tradición que había pervivido hasta nuestros días en el nombre de la villa.
 
Sacramenia aparece por primera vez en los documentos con motivo de la donación del priorato de Cárdaba al monasterio de San Pedro de Arlanza y ponen de manifiesto la existencia de un núcleo de población importante en los inicios del siglo X. Dicha población ocupaba el cerro de San Miguel, un emplazamiento estratégico que controla un extenso territorio, cuyas condiciones defensivas naturales, reforzadas por la muralla, convirtieron a este lugar en uno de los principales centros de poder en este sector meridional del valle del Duero, que en esta época constituyó la Extremadura castellana. Seguramente por ello fue atacada por Almanzor en el año 983 y se mantuvo como uno de los principales emplazamientos de los poderes cristianos hasta la conquista de Toledo a los musulmanes por el rey (también emperador) Alfonso VI en el año 1085.
 
A partir de esa fecha se inició de manera efectiva y definitiva la ocupación de estas tierras con gentes procedentes del norte cristiano, bajo el amparo y la jurisdicción del monarca; unas gentes que se mezclaron con las que ya se encontraban en la zona. En concreto la repoblación de las "Tierras de Segovia" fue encargada a Raimundo de Borgoña, uno de los nobles ultrapirenaicos llegados a Castilla como punta de lanza de la política de europeización emprendida para afianzar las conquistas y modernizar al reino, entre otros aspectos, en las formas socioeconómicas y políticas del feudalismo. Pero con ese aporte europeo también irrumpió, con enorme incidencia sobre las artes hispanas, el lenguaje románico, decisivo en el caso de Sacramenia, siquiera en una versión ya académica y modesta de aquella revolución artística, vinculada formal e históricamente a la repoblación precisamente de las extremaduras castellanas. En consonancia con la escasa población a la que estaban destinados y sus escasos recursos, nos encontramos muy a menudo ante edificios de pequeñas dimensiones, de fábrica de piedra y gruesos muros, conformados por una sencilla sola nave con techumbre de madera unida por un tramo recto presbiterial a un ábside semicircular y abovedado, en donde, por ser el centro litúrgico del edificio, se concentran los mayores esfuerzos constructivos, tanto en la fábrica (cantería) como en la decoración iconográfica, sea en el arco triunfal de acceso o en sus paredes, tanto al exterior como al interior, mediante capiteles historiados o con motivos vegetales que únicamente suelen tener refrendo en las portadas laterales u occidentales.
 
Avanzando el siglo XII y sobre todo en el XIII, la población se fue desplazando a la zona baja del cerro, desarrollando el núcleo urbano actual en el tramo final de su vertiente meridional, en una zona protegida de los vientos fríos del norte y soleada durante buena parte del día. Sacramenia mantiene su importancia en estos momentos, como se puede deducir de la construcción de dos templos románicos en el nuevo caserío (Santa Marina y San Martín) y de la monumentalización del centro de culto de los antepasados en el antiguo castro con la construcción de San Miguel. La fundación por monjes cistercienses del monasterio de Santa María la Real a mediados del siglo XII (hoy conocido como San Bernardo por la llegada posterior de monjes bernardos a este convento), confirma el mantenimiento de Sacramenia como centro jerárquico en este sector de la provincia de Segovia a lo largo de la Edad Media.
 
Hasta el siglo XVI los privilegios reales y las donaciones a San Bernardo fueron continuos y de ellos se beneficiaron también el pueblo y sus ermitas. Sin embargo, la llegada al poder de la Casa de Austria supuso un cambio en las relaciones del monasterio con la Corona, cesando las concesiones y los privilegios e iniciándose con ello un periodo de  progresiva  decadencia  que  se mantendrá y acrecentará con la instauración de la dinastía Borbónica. Así lo ponen de manifiesto en las repetidas visitas pastorales a la villa, que reiteraban la necesidad de cuidar las iglesias y lamentaban el mal estado en el que se encontraban. Esta situación de decadencia culminó a principios del XIX, cuando las tropas francesas las arrasan en la Guerra de la Independencia. A pesar de la insistencia del obispado, lo cierto es que la falta de recursos impidieron afrontar la recuperación de los templos, dictándose en 1836 el Decreto de Desamortización que expropió los bienes del monasterio, entre ellos los de las iglesias que de él dependían, subastándose y vendiéndose al mejor postor. La venta en el siglo XX del claustro monástico al magnate norteamericano William Randolph Hearst (cuyos restos hoy puede verse en Miami en la parroquia de Saint Martin de Clairvaux), es la culminación de un proceso de expolio del patrimonio de Sacramenia que, afortunadamente a día de hoy, se ha revertido,  entendiendo  su  recuperación como uno de los recursos para el futuro desarrollo de la villa.